EL ACUERDO nuclear al que Obama ha llegado con Irán es una insólita invitación al exterminio de Israel. Sólo falta que el presidente de los Estados Unidos dé él mismo la llave del gas para que el Occidente libre vuelva a vivir su peor pesadilla. Israel es la gran frontera de la civilización. Permitir que Irán mantenga operativas sus centrales nucleares y que pueda enriquecer uranio «al 5% como máximo», es como haberle permitido a Hitler, después del hundimiento, mantener Auschwitz abierto y que pudiera continuar exterminando a judíos «al 5% como máximo» de los que fueran quedando.
Es la primera vez que un presidente americano pone en peligro de un modo tan grave a Israel, que no puede perder ninguna guerra más porque sería la última. Su última guerra y nuestra última guerra. Por pereza y por inconsistencia hemos ido abandonando la frontera e Israel se ha quedado sola defendiéndose y defendiéndonos. Si Israel desapareciera la barbarie se desataría hasta extinguir cualquier esperanza. Si el pueblo judío fuera definitivamente masacrado el Mal habría triunfado sobre el Bien y hasta Dios presentaría su renuncia.
«Es la primera vez que un presidente americano pone en peligro de un modo tan grave a Israel»
Que Obama en su debilidad mental, y en su mediocridad política, se haya creído la farsa iraní indica hasta qué punto la socialdemocracia es una fábrica de peligrosísimos ineptos. Obama recibió el Nobel de la Paz al principio de su presidencia y ha acabado bendiciendo que Irán pueda destruir la Civilización. Era de esperar. También el terrorista Arafat fue premio Nobel de la Paz. Macabra galería sueca.
Si crees que es una locura pensar que Irán quiere la bomba atómica para borrar de la faz de la Tierra a Israel, recuerda que el Holocausto fue real y que mientras tuvo lugar muy pocos quisieron creérselo. El mal existe y acecha. Israel somos cada uno de nosotros y si Israel cae nuestro mundo será arrasado sin ningún tipo de piedad. Todos somos David y ésta es nuestra esencia más profunda y el último sentido de nuestra vida.
Irán ha celebrado como una victoria su funesto acuerdo con Obama y con siniestra euforia ha recibido a sus negociadores, que han regresado a Teherán como el jinete del caballo amarillo que lleva consigo el infierno y tiene por nombre La Muerte.